¿Podemos orar a Jesús?

Hay una controversia entre los cristianos que creen que Jesús es el Hijo de Dios, acerca sí le podemos orar a él. En la Palabra de Dios podemos encontrar la respuesta correcta a esta pregunta. Cuando tratamos de responder una pregunta es importante no basarnos en una palabra griega o en un versículo. Sin embargo, debemos examinar todas las Escrituras para ver lo que dicen. Creemos que la Biblia aclara que podemos orar a Jesús, pero no necesariamente tenemos que hacerlo y para ello enseñaremos el porque.

Hay muchos puntos de lógica al comprender por qué podemos orar a Jesús. Antes de investigar es importante entender que la definición básica y fundamental de la "oración" es "petición”. Nuestras oraciones también pueden incluir algunas adoraciones, pero en todo idioma, el orar es fundamentalmente pedir algo, como claramente nos enseña un estudio de palabras traducidas del griego y hebreo de oración, e incluso cuando buscamos la palabra "oración" en un diccionario. Lo siguiente son algunos puntos de lógica y Escritura que indican que si podemos orarle a Jesús.

Jesús es Señor de todo (Hech 10:36; Rom 10:12), y tiene toda la autoridad en el cielo y en la tierra (Mat 28:18). Cómo puede ser "Señor" en cualquier sentido real, ¿si no podemos pedirle algo? Ahora, que el Señor Jesús tiene toda la autoridad, hace aún más sentido que le pidamos a él, como hizo sentido que la gente le pidió cuando estaba vivo en su ministerio terrenal. Cientos, incluso miles de personas, le pidieron a Jesús cosas cuando estaba en la tierra. ¿Hay alguna diferencia que alguien le podría haber pedido algo a Jesús hace 2000 años, pero no lo pueda hacer ahora?

Deberíamos de tener comunión con el Hijo (1 Juan 1:3). ¿Cómo podemos tener comunión con Jesús, que claramente indica una relación con él, pero no pedirle nada?

Jesús dijo que su seguidores le podían pedir por cualquier cosa.
“Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré.” Juan 14:13-14 (NVI)
Los versículos son especialmente claros cuando se leen como están escritos en el texto original, que fue sin puntuación:

"Yo voy al Padre y yo hare cualquier cosa que pidan en mi nombre…me pueden pedir a mi por cualquier cosa en mi nombre y yo lo hare.”
Es claro en estos versículos que Jesús sabía que iba al Padre y quería que la gente le pidiera por lo que necesitaran. Al hacer esto es una oración, ya sea en la iglesia o en nuestro vivir cotidiano.
La Palabra de Dios claramente nos dice que los creyentes de la Iglesia primitiva miraban que era normal hablar con nuestro Señor Jesucristo.

Después de su ascensión, los discípulos le oraron a Jesús para elegir un reemplazo para Judas. Esto era lógico porque entendieron que era Jesús quien originalmente había escogido a los 12.

“Y oraron [proseuchomai] así: «Señor, tú que conoces el corazón de todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido para que se haga cargo del servicio apostólico que Judas dejó para irse al lugar que le correspondía.»” Hech 1:24-25 (NVI)
Aunque algunos contienden que el “Señor” de este versículo es Dios, es más lógico que se refiere a Jesús. Fue uno de los que escogió a Judas y fue llamado “Señor” por todos los apóstoles una y otra vez en el NT.

Esteban clamo a Jesús y no a Dios, cuando estaba siendo apedreado.
“Mientras lo apedreaban, Esteban oraba [epikaleo=llamándolo]. Señor Jesús, recibe mi espíritu. Luego cayó de rodillas y gritó: ¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado!” Hech 7:59-60ª (NVI)
Pablo le rogo al Señor Jesús por su “aguijón” como es claro en estos siguientes versículos:

“Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.” 2 Corintios 12:8-9 (NVI)

Versículos como el de Hech 9:34; 2Tim 4:17 demuestran como el Señor Jesús, como Cabeza del Cuerpo, está participando activamente en la sanidad y sustancia de sus miembros. Es nuestra creencia que cualquier cristiano puede pedirle a nuestro Señor Jesús cualquier cosa que necesite y él lo hará. Como Cabeza del Cuerpo, él conversa con los creyentes y pide cosas para ellos. Es muy lógico que también debiéramos pedirle a él. El NT nos habla de su relación personal con Esteban (Hech 7:56); Saúl/Pablo (Hech 9:1-9; 23:11; Gal 1:12; 2 Cor 12:9); Ananías (Hech 9:10-16); Pedro (Hech 10:9-22; 2 Pe 1:14--algunos dicen que el "Señor" aquí es Dios, pero hay buenas razones de creer que era Jesús. Primero, era el hábito de Pedro de llamarle a Jesús "Señor". Segundo, hay relatos de que siempre discutía con Jesús, pero nunca con Dios); y Juan (Rev. 1:9-18).

Desde el día Pentecostés, muchas cosas llegan a la Cabeza a través del Cuerpo, Jesucristo. Es él el que:

Con una íntima relación con su cuerpo, el Señor Jesús podría entonces aceptar peticiones de su Iglesia. Seguramente podemos pedir a nuestro Señor y Cabeza por cualquier cosa que necesitemos.

A través del AT, cuando la gente "invocaron en el nombre del Señor,” era para orar, apelar, o pedirle ayuda a Dios.

Era un hábito de Abraham orarle a Dios y a través de las escrituras vemos muchos ejemplos pero uno es suficiente:

“De allí se trasladó hacia el monte al oriente de Betel, y plantó su tienda, teniendo a Betel al occidente y Hai al oriente; y edificó allí un altar al SEÑOR, e invocó el nombre del SEÑOR.” Gen 12:8 (LBA)

Elías reto a los profetas de Baal acerca quién era el verdadero Dios. Él y cada uno de ellos oró a su dios y el que respondiera por fuego seria conocido como el verdadero Dios (ellos oraron, que en el idioma hebreo es "invocad el nombre…”) ]

“Entonces invocad el nombre de vuestro dios, y yo invocaré el nombre del SEÑOR; y el Dios que responda por fuego, ése es Dios. Y todo el pueblo respondió y dijo: La idea es buena.” 1 Reyes 18:24 (LBA)

Naamán, el gran general sirio que también fue un leproso, esperaba que Eliseo saliera y orara por él. Él expresa su pensamiento sobre la oración con la frase "invocará el nombre del SEÑOR”.

“Pero Naamán se enojó, y se iba diciendo: He aquí, yo pensé: "Seguramente él vendrá a mí, y se detendrá e invocará el nombre del SEÑOR su Dios, moverá su mano sobre la parte enferma y curará la lepra." 2 Reyes 5:11 (LBA)

En Sal 99 miramos cuando los grandes hombres de Dios le oraron a Dios (“clamaron [“invocaban—RV 1960] al SEÑOR”), Él les contesto:

“Moisés y Aarón estaban entre sus sacerdotes, y Samuel entre los que invocaron su nombre; ellos clamaron al SEÑOR, y El les respondió.” Salmos 99:6 (LBA)

Dios le dice a la gente que cuando le oren a Él (“invocan mi nombre”) y Él contestara:

“Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios.” Zacarías 13:9 (RV 1960)

Así como el AT relata personas invocando el nombre del Señor en oración, así las Epístolas de la Iglesia utilizan la misma terminología para relatar personas orándole a Jesús.

“a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que en cualquier parte invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro:” 1 Corintios 1:2 (LBA)


Esta es claramente la misma frase que es usada en el AT y es aplicada a Jesús como también a Dios. El erudito Vincent escribe:

“es usado para adoración y aquí implica oración a Cristo.” (Vincent’s Word Studies in the New Testament [Estudios de Palabras en el Nuevo Testamento], Vol. 3, p. 186.


R. C. H. Lenski escribe:

“Al invocarlo a él significa adoración, bendecir, agradecer, adorarlo a él y pedirle todo lo que necesitemos para el cuerpo y alma.” (The Interpretation of I and II Corinthians [La Interpretación de 1 y 2 de Corintios], p. 26.

Parece claro que hasta en el AT creyentes invocaron a Dios, nosotros ahora le podemos pedir a Jesús y eso significa que podemos orarle a él y esperar que responda nuestras peticiones. Invocar a Jesús, nuestro Señor, también ocurre en Rom 10:12-14 y 2 Tim 2:22.

Es honorable para Dios cuando honramos a Jesús.

“Además, el Padre no juzga a nadie, sino que todo juicio lo ha delegado en el Hijo, para que todos honren al Hijo así como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.” Juan 5:22-23 (NVI, LBA)


Lo primero que notamos de estos versículos es la intención de Dios que la gente honre al Hijo así como honran al Padre. Además de eso, si no honramos al Hijo, no honramos al Padre. La pregunta pertinente que nos deberíamos hacer es, “¿Cómo honramos al Padre?" Seguramente una de las formas de honrarlo es por nuestras alabanzas, agradecimiento y por nuestras oraciones. Según la Escritura, deberíamos honrar al Hijo de la misma manera.

No hay ningún versículo en toda las Escrituras, que nos prohíba orar a Jesús. Esto es importante, porque las prohibiciones de Dios en las Escrituras son muy claras. De la misma manera que podemos pedirle a Dios o a otro ser humano algo que necesitamos, es lógico que también le podamos pedir a nuestro Señor Jesús, si no fuera así la Biblia nos lo diría. Sin embargo, ningún versículo nos prohíbe pedirle cosas a Jesús o darle gracias por lo que ha hecho por nosotros.

Agradeciendo a Jesús

No sólo le podemos pedir a Jesús por cosas, podemos darle gracias por lo que hizo y está haciendo por nosotros, y esto es muy lógico. Piense sobre esto. Jesús está vivo. Él es la Cabeza de la Iglesia. Él es nuestro Señor. ¿Cómo no pudiéramos alzar nuestras voces en alabanza y agradecimiento por lo que ha hecho? Le damos gracias a Dios por todo tipo de cosa y gracias a otras personas por sus actos de bondad para nosotros. Somos también capaces y deberíamos agradecer a Jesucristo por lo que hizo y está haciendo, incluso como Pablo lo hizo.

“Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me ha fortalecido, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio;” 1 Timoteo 1:12 (LBA)

Alabando a Jesús

Jesús es digno de nuestras alabanzas. En esta tierra alabamos a hombres que han hecho menos por nosotros de lo que Jesús hizo. Les hacemos fiestas, le damos certificados y medallas, y les cantamos. Es seguro que Jesús merece tales alabanzas y la Escritura dice que le será dado. Jesús fue alabado y cantado por los 24 ancianos (Rev. 5:8-10); por la multitud de ángeles (Rev. 5:11, 12) y por todas las cosas creada por Dios (Rev. 5:13). Si lo vamos a alabar en el futuro, seguramente no está fuera de límites alabarlo ahora por lo que él ha hecho por nosotros.
Adorar a Jesús

Muchos versículos muestran que la gente adoró al Señor Jesucristo. Esto era natural porque la adoración era muy común (es decir, rendir homenaje a) hombres de una categoría superior. Esto es difícil de ver en la traducción de la Biblia. Los traductores usualmente le dan a las palabras en hebreo o griego como "adoración" cuando se refiere a Dios o Jesús, pero en otro modo, como "postrándose", o "rendir homenaje", cuando se refiere a hombres. Sin embargo, "adoración" es claramente usado en los textos hebreos y griegos y así es cómo debería ser entendido. Por ejemplo:

  • Lot “postró rostro en tierra” cuando llegaron “los dos ángeles a Sodoma” (Gen 19:1—LBA).
  • “Abraham se levantó e hizo una reverencia al pueblo de aquella tierra” donde vivía (Gen 23:7—LBA).
  • Jacob “se inclinó hasta el suelo siete veces hasta que llegó cerca de su hermano” cuando se encontraron después de muchos años (Gen 33:3—LBA).
  • José relata un sueño donde sus padres y hermanos se inclinaron “hasta el suelo” ante el (Gen 37:10—LBA)
  • Los hermanos de José “se postraron ante él en tierra” (Gen 43:26—LBA)
  • “Josué se postró en tierra, le hizo reverencia” (LBA) al “Príncipe del ejército de Jehová” (Josué 5:14--RV 1960)
  • Rut “bajó su rostro, se postró en tierra” a Boaz (Rut 2:10—LBA)
  • David “cayendo rostro en tierra, se postró tres veces” a Jonatán (1 Sam 20:41—LBA)
  • Abigail “inclinó su rostro a tierra” a David (1 Sam 25:41—RV 1960)

Esta lista es una pequeña muestra de todos los ejemplos que podemos encontrar en las Escrituras. Hay un tipo, por supuesto, de adoración especial (homenaje, lealtad, amor, devoción) dada sólo a Dios, pero no hay palabra única que represente este tipo de adoración especial. Más bien, es una postura del corazón. Entendiendo que ambos Dios y hombres son adorados en la Biblia nos demanda a nosotros como lectores no solo ver la palabra específica de "adoración", sino también el corazón del que está haciendo la adoración. Esto explica el porqué Dios rechaza la adoración de aquellos cuyo corazón no están con Él.

Gente se postro y adoro a Jesús mientras el anduvo en la tierra porque amaban y respetaban los grandes milagros que hizo. Es claro el por qué deberíamos de adorarle ahora: se ha ganado nuestro amor y mayormente, nuestra reverencia. Murió para liberarnos y Dios lo ha honrado sentándolo a su diestra y poniéndolo sobre todo poder y autoridad. Jesús fue adorado por sus seguidores antes y después de su resurrección (Mat 28:9, 17; Luc 24:52). Entonces pareciera muy irrazonable afirmar que cristianos ahora no debieran orar a Jesús así como la gente lo hizo cuando estaba en la tierra: haciéndole homenaje, alabanzas, gracias, y peticiones.
Por lo tanto queda claro que podemos orar a Jesús por cosas que necesitemos. Sin embargo, la Biblia no nos da una dirección clara cuándo o sobre que un creyente debería a hablarle a Jesús, en comparación a Dios. Depende del individuo si le quieran o no orarle a Dios o a Jesús.

Sin embargo, la gran mayoría de escrituras que tratan con la oración dejan en claro que Dios es la fuente principal de todas las cosas y por lo tanto debe ser el enfoque principal de nuestras alabanzas, adoración y suplicas. Aquellos que entusiasmadamente siguen la idea de orarle a Jesús deben reconocer que esta práctica no debe ser de tal manera que les distraiga de la adoración al Padre. Estamos seguros de que nuestro mismo Señor Jesús miraría irónico si lo hiciéramos el objetivo principal de la adoración cristiana, cuando toda su vida y ministerio fue dedicado a la glorificación de su Padre.

También debemos dejar claro que no estamos diciendo que un cristiano debería de orarle al Señor Jesús como parte de su andar cristiano. Porque no existe ningún mandamiento para hacerlo, así como hay para Dios (Ef 5:19, 20; Col 1:3, 9; 4:3), nunca deberíamos de decirle a alguien que tienen que orarle a Jesús.

En conclusión, el orar a Jesús es una cuestión de cada individual y no debería de ser motivo de discusión y razón para juzgarse unos a otros.

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