En Lucas 4:43 Jesús revela a sus seguidores la razón por la cual él fue enviado por Su Padre al mundo. Millones de cristianos han pasado por alto o ignorado este pasaje lucano. Son las mismísimas palabras de Jesucristo, quien dice: “...es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado”. ¿Notó lo que dijo Jesús? Él dijo que fue enviado para anunciar el reino de Dios. Él vino a proclamar un mensaje glorioso para todos los pueblos y naciones de la tierra, nunca antes predicado por hombre alguno. (Ver Hechos 10:36). A este reino de Dios Jesús lo llamó: “El evangelio”. Jesús luego dirá que el mensaje que predicarán sus verdaderos seguidores será: El Evangelio del Reino de Dios. Veamos lo que Jesús dice en Mateo 24:14: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.
La Importancia del Evangelio de Jesús:
Es hora que los cristianos conozcan el verdadero evangelio de Cristo---¿por qué? ¡Porque trae salvación! Leamos lo que dice Pablo en Romanos 1:16: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente y también al griego”. También leemos algo similar en Efesios 1:13, donde el apóstol Pablo dice: “...el evangelio de vuestra salvación y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu de la promesa.” Jesús vino a dar sentido y propósito a nuestra efímera existencia. Lo sorprendente es que millones de cristianos nominales no tienen ni la más mínima idea de lo que es el evangelio de Cristo. San Pablo dice que el evangelio tiene poder para salvar si lo creemos de verdad. Pero nadie puede creer o aceptar algo que no comprende, por tanto, nuestra misión será hacerle entender de qué se trata ese singular evangelio (=buenas noticias) de Jesucristo. Vea también Apocalipsis 12:10, en donde descubrirá que la salvación, el poder, y el reino, vienen juntos. Es evidente que la salvación es entrar al reino, y entrar al reino es ganar la vida eterna (Escudriñar Mateo 19:16-25). Concluimos entonces que la salvación, el reino, y la vida eterna, caminan de la mano.
Entendiendo el Evangelio de Jesucristo:
Pues bien, siendo que evangelio significa literalmente “buenas noticias” o “buenas nuevas”, pregunto: ¿De qué se tratan esas buenas noticias? Si yo le digo a usted que le traigo buenas noticias y no le revelo de qué se tratan, ¿valdrá de algo? De igual manera, si yo le digo que le traigo el evangelio (=‘buena noticia’) y no le explico de qué se trata, ¿tendrá sentido para usted? ¡De ningún modo! Usted necesita entender con su mente e inteligencia lo que Cristo vino a anunciar hace dos milenios (Efesios 5:17; Romanos 12:2; Efesios 1:17,18; Colosenses 2.2). Millones están ciegos porque Satanás es experto obscureciendo el evangelio salvador de Cristo. Este adversario del hombre no quiere que el mundo perdido vea la luz del evangelio de la gloria de Cristo. Él quiere mantenerlo ciego y en tinieblas espirituales para que usted no se salve. Pablo es claro cuando les dice a los creyentes de Corinto: “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4). Aunque le parezca duro lo que le voy a decir, lo cierto es que si usted no quiere creer o entender el evangelio de Cristo, es porque usted está cegado por el dios de este mundo---El diablo. El enemigo le hará creer o entender que usted está oyendo una locura de fanáticos religiosos. Nuevamente Pablo les dice los corintios: “Porque el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura...” (1 Corintios 2:14). Para los creyentes la “locura del evangelio” significa salvación eterna. Dice Pablo nuevamente: “...agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Corintios 1:21). Y también añade él: “Porque la palabra de la cruz es locura para los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.” ( 1 Corintios 1:18).
El Evangelio del Reino de Dios:
Es claro que el evangelio que debe ser predicado a todas las naciones es “el Reino de Dios”. Jesús vino a proclamar un mensaje glorioso para todos los pueblos y naciones de la tierra, nunca antes predicado por hombre alguno. Jesús fue un mensajero de buenas noticias de esperanza y salvación (Ver Hechos 10:36). En Lucas 8:1 se lee lo siguiente: “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él.” Es evidente que Cristo y sus apóstoles estaban de acuerdo predicando el evangelio del reino de Dios. Pues bien, ¿están las iglesias de hoy predicando este mismo evangelio?¿Su iglesia lo predica?¿Lo ha oído usted antes? Probablemente nunca. Esta es la tragedia de las iglesias---¡Han perdido el singular evangelio llamado el reino de Dios!
Falsos Evangelistas y Evangelios Incompletos:
El apóstol Pablo advirtió a los cristianos a no sucumbir en el engaño de los falsos evangelios promovidos por falsos maestros. Ya en su época él había previsto la infiltración de falsos mensajes con la etiqueta de “apostólicos”. En Gálatas 1:6-10 podemos leer esta importante exhortación paulina, con estas tajantes palabras: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema., como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguien os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.”
El Significado de la Palabra Reino:
La palabra reino es muy conocida por todos nosotros. Hemos oído del reino de Inglaterra, de España, de Italia, de Jordania, etc. Un reino es una forma de gobierno. Es una monarquía real con un rey, territorio, súbditos, y leyes. Ahora bien, la Biblia habla de reinos. Tenemos un ejemplo en Daniel 2:37-39, donde el profeta Daniel registra que Nabuconodosor era rey de reyes, el monarca del reino babilónico. Aquí tenemos la evidencia de que un reino es una monarquía real, con un soberano autoritario y poderoso. También Daniel revela que los reyes de Medo-Persia, Grecia, y Roma gobernarían sus respectivos reinos en el futuro. Daniel profetizó que en los días de diez reyes o líderes mundiales venideros (representados por los diez dedos de una colosal imagen), el Dios del cielo levantaría un reino (Gobierno) mundial que desplazaría y destruiría precisamente a estos diez países confederados (¿El Mercado Común Europeo?). Luego el profeta ve que dicho reino divino (representado por una roca---la cual simboliza al Mesías y su reino) cubre todo el planeta tierra. Aquí el profeta está viendo el reinado milenario y mundial del Mesías, con todo su poder y gloria, inmediatamente después de su Parusía o Segunda Venida personal a la tierra.
Jesucristo, el Rey de Israel:
Hemos visto que Cristo será Rey pero, ¿desde dónde gobernará?¿Quiénes serán sus súbditos? ¿Y con quién gobernará? Pues bien, estudiemos lo que el ángel Gabriel le dijo a María, cuando iba a concebir a su hijo Jesucristo: “Y ahora concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.” (Lucas 1:31-33). Esta promesa angelical ha sido pasada por alto por millones de llamados “cristianos”. Pero es importante que entendamos que aquí hay una promesa concreta aún no cumplida. Aquí se habla del ‘trono de David’ y de ‘la casa de Jacob’: ¡Sobre éstos reinará Jesús! Cuando Pilato interroga a Jesús : “¿Luego, eres tu Rey? Jesús le responde: Tu dices que yo soy Rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad...” (Juan 18:37). Aquí vemos que Jesús admite abiertamente que el nació para ser Rey, y para eso vino al mundo, para dar a conocer esta verdad. Sí, Jesús tendrá un trono---el de David su padre--- y tendrá un territorio, la casa o el país de Jacob (=Israel). Esto quiere decir que Jesús es de “sangre azul o real”, pues desciende de un rey y de un reino israelita (Mateo 1:1). Efectivamente, Israel fue gobernado por reyes judíos, comenzando con Saúl, luego David, después su hijo Salomón, etc., hasta que en el año 586 A.C, el último rey judío Sedequías fue destronado por Nabuconodosor, rey de Babilonia. Es decir, hace más de 2,500 años que Israel dejó de tener una monarquía para convertirse en un país democrático a partir de 1948. No obstante, Dios le prometió a David que no le faltaría un descendiente en su trono (2 Samuel 7:12-17; 1 Crónicas 17:11-14; 2 Crónicas 7:18). En buena cuenta, Israel volverá a ser una monarquía como lo es su actual vecino, el reino de Jordania.
Jesucristo Sabrá Cómo Reinar bien:
El apóstol Pablo reconoció que la Palabra de Dios instruye y hace perfecto al hombre (2 Timoteo 3:16). Dios ha perfeccionado a Su Hijo Unigénito Jesucristo a través de la obediencia a Su palabra (2 Timoteo 3:15-17). Sí, Jesús desde niño se iba perfeccionando con la palabra de Dios. Él discutía con los sabios de la época sobre lo escrito en los rollos del Antiguo Testamento, y se hacía cada vez más sabio y entendido. Sí, Jesucristo es la sabiduría de Dios (1 Corintios 1:24). Cuando Jesús gobierne este mundo desde Jerusalén, él emitirá decretos efectivos que traerán resultados positivos para todos los pueblos y naciones (Miqueas 4:1,2). En Isaías 55:11 Dios dice de Su Palabra lo siguiente: “Así será la palabra que sale de mi boca; no volverá a mi vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”. Sus leyes para la reestructuración de nuestra sociedad tendrán resultados beneficiosos (Hechos 3:19-21). Con él no habrá derroche de riquezas, ni políticas equivocadas. La improvisación no existirá en su gobierno. Cristo regirá con sabiduría de Dios ( 1 Corintios 1:24). El sabio Salomón dijo: “Pero la sabiduría es provechosa para dirigir (Eclesiastés 10:10). Sí, para dirigir una nación o todas las naciones en su conjunto se requiere de verdadera sabiduría---la sabiduría de Dios! Los gobernantes han fracasado en sus planes y objetivos trazados para un buen gobierno porque les ha faltado la sabiduría de Dios. Los gobernantes de hoy y de antes han gobernado a espaldas del pueblo y trágicamente también sin tener en cuenta a Dios. La Biblia dice que “el principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza” (Proverbios 17:1). Pero Cristo sí sabrá gobernar el mundo, porque él es la sabiduría de Dios, y sus súbditos serán hombres mansos y deseosos de obedecer sus leyes. Los malos e incorregibles habrán sido destruidos por Cristo en su segunda venida.
La Iglesia Será coheredera del Reino de Cristo:
La iglesia de Jesús, compuesta por todos sus santos seguidores, tendrá la herencia del reino de Cristo. El apóstol Pablo escribió esto a los cristianos de Roma: “Porque a los que antes predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos llamó; y a los que llamó, a éstos también glorificó.” (8:29,30). Notemos que Dios predestinó a hombres y a mujeres para glorificarlos, pero: ¿Qué significa eso? Pablo vuelve decir: “Pero nosotros debemos siempre dar gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo”(2 Tesalonicenses 2:13,14). Nótese que los creyentes van a recibir la misma gloria de Jesucristo. ¡Esto es muy claro! Ahora bien, Pablo dice: “Y si hijos también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.” (Romanos 8:17). Observe ahora que nuestra glorificación tiene que ver con heredar de Dios y coheredar con Cristo, si es que padecemos juntamente con él. Ahora viene otra pregunta: ¿Qué heredaremos de Dios y qué coheredaremos con Cristo? La respuesta la da Jesús en Mateo 25:31,34, cuando dice: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria...entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Cuando Cristo vuelva nuevamente, su iglesia heredará el reino de Dios con Cristo. Sí, la iglesia está llamada a reinar con Cristo en el reino de Dios, pues Pablo también dice: “Si sufrimos, también reinaremos con él...” (2 Timoteo 2:12). Y en Apocalipsis 5:10 Juan escribe: “Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5:10). La glorificación implica entonces nuestra coronación para ser reyes en el reino de Cristo que se establecerá en esta tierra.
La Sede del Reino de Dios:
Como el reino de Dios le será restaurado a Israel (Hechos 1:6), debemos averiguar dónde se asentó el trono del reino israelita hasta los tiempos de Sedequías, su último rey, destituido en 586 A.C. En primer lugar, la Biblia nos dice que desde Saúl hasta Sedequías, el trono se estableció en Jerusalén. Por ejemplo, David reinó 33 años en Jerusalén (1 Reyes 2:11). Luego Salomón, su hijo, se sentó en su trono (el de David) en Jerusalén por 40 años, y luego murió ( 1 Reyes 11:42). Y así se sucedieron los reyes judíos hasta Sedequías. De modo que Jerusalén fue la sede del trono del reino de Dios. Recordemos que el reino israelita era el reino de Dios (1 Crónicas 28:5), y este reino de Dios “finalizó” con Sedequías en 586 A.C. Pero Jesús habló de la restauración del reino de Dios en su persona (Hechos 1:3,6,7). Entonces, si el reino de Dios va a ser restaurado, tiene que ser en el mismo lugar donde estuvo antes, es decir, en Jerusalén. Efectivamente, Jesús afirma que Jerusalén en la ciudad del gran rey (Ver Mateo 5:33-35). Pero para que Dios le restaure al pueblo hebreo el reino de Dios, Jerusalén tiene que estar bajo el control judío. Pero por espacio de dos milenios Jerusalén estuvo en manos de los no judíos, en tanto que el pueblo hebreo estaba en la diáspora o dispersión mundial. La profecía parecía imposible de cumplirse hasta la formación del estado judío el 12 de Mayo de l948. Desde esa fecha los judíos regresaron a su tierra, y 19 años después recuperan la capital Jerusalén.
El Renacimiento del Estado de Israel El 12 de Mayo de 1948:
Muy pocas personas comprenden la importancia que tiene Israel en el escenario mundial. Las mayorías ignoran que la restauración del estado de Israel en 1948 tiene un propósito divino. Sí, millones de personas desconocen que esta es una generación única que ha visto una revolución en la política, en la economía, y en las ciencias. Esta generación ha tenido el privilegio de ver renacer el moderno estado judío tal como lo predijo Dios en Deuteronomio 30:3-5. Este pasaje debe ser leído con atención, pues habla del retorno final de los judíos de la diáspora mundial a su tierra, Israel. En Ezequiel 11:17 leemos además: “Di, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Yo os recogeré de los pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel”. En Lucas 21:24 Jesús predijo la dispersión mundial de los judíos (la cual ocurrió en el año 70 d.C), y la consecuente dominación de Jerusalén por las naciones gentiles hasta los tiempos postreros. Finalmente el pueblo judío recuperaría su capital, y recibiría a su Mesías esperado. Esta restauración del pueblo judío en su tierra ocurriría en la última generación de este mundo caótico (Mateo 24:34).
El Rito de Iniciación Para Heredar el Reino:
Para tener parte en el glorioso reino de Cristo como “reyes y sacerdotes”, hay que seguir algunos pasos de iniciación. Recordemos por un instante la entrevista privada que tuvieron Jesús y el fariseo Nicodemo, registrada en el evangelio de Juan: “Respondió Jesús (a Nicodemo) y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de AGUA y del ESPÍRITU, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”. (3:3-8).
“El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como una aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo." (1 Pedro 3:21)Invitación del Señor Jesucristo:
Dice Jesús:
“¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.” “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas de la ciudad.” “He aquí que yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” “Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22:7,12, 14,17).
PARA MAYOR INFORMACIÓN DIRÍJASE A:
Ing°. Mario A Olcese Sanguineti: