Corrupciones textuales al NT: Mateo

Índice: Evangelio segun Mateo
Copilado por Xavier
Mat 1:18: “El nacimiento [genesis] de Jesucristo fue así...” [RV 2000]
Mateo narra el “nacimiento” de Jesucristo. Trinitarios incómodos con la palabra original “genesis” [origen, creación] lo cambiaron con “gennesis” [natividad, engendramiento].

Mientras que la mayoría de los manuscritos más tempranos están de acuerdo con la traducción: “El origen [o la creación=genesis] de Jesucristo…”, ambas variaciones [genesis y gennesis] están presente en la tradición textual. Esto implica que no fue un simple error de ortografía o coincidencia en la parte de los escribas. Mateo comienza su evangelio detallando el “libro de la genealogía [genesis] de Jesucristo”, lo que hace más probable la continuación descriptiva de un genesis. Por esto, la mayoría de los eruditos textuales concuerdan que “nacimiento” [natividad=gennesis] representa una corrupción textual.

Al mismo tiempo, algo más profundo puede estar pasando aquí. Ambos genesis y gennesis pueden significar “nacimiento”, siendo apropiado a este contexto. Entonces, ¿por qué los escribas parecen resistir la descripción original que Mateo describe como el “genesis” de Jesucristo? La respuesta se contesta ella sola. El texto original claramente nos dice que fue precisamente en este momento cuando Jesucristo vino a existir [ósea, se originó]. Es un punto de hecho que en la narración de Mateo, ya sea aquí o en el resto del libro, no sugiere que había una noción de que Cristo existía antes de su nacimiento. De todos modos, escribas ortodoxos encontraron uso de este recuento de Mateo, en particular junto con las declaraciones del evangelio de Juan, cual apoya la noción de la preexistencia de Jesús junto con el Padre antes de su apariencia en la carne.
La doctrina ortodoxa por su puesto representaba una conexión de estos puntos de vista cristológicos, a fin de que Jesús fuera confesado como “encarnado [evangelio de Juan], a través de la virgen María [Mateo y Lucas].” Cualquier creyente de esta doctrina bien hubiera visto de reojo la implicación que Mat 1:18 esta describiendo un origen de Jesús y con razón hubiera tratado de clarificar el texto substituyendo una palabra que “significaba” la misma cosa, para que al mismo tiempo no fuera mal interpretada. Por lo tanto, la palabra gennesis en Mat 1:18 representa una corrupción ortodoxa.
Mat 24:36: “Pero del día y hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo.” [RV]
"Pero de aquel día y la hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.” [LBLA][1]
Escribas estaban incómodos con el hecho de que el texto dice que Jesús no sabe el futuro, así que la frase "ni el Hijo" fue omitida. Esta omisión se refleja en la NVI y RV, pero los eruditos reconocen ahora que pertenecen al texto griego moderno, como la mayoría de versiones modernas.

Esta corrupción representa unos de los cambios más claros efectuados para prevenir su mal uso “herético”. La omisión parece haber sido hecha muy tempranamente, ya que es atestada por el patriarca Origen y un sinnúmero de testigos [la mayoría de los textos Siriacos y Cópticos, junto con el Latín Vulgata]. Algunos críticos han argumentado que el texto corto es original a Mateo, ya que la frase en discusión [“ni el Hijo”] también ocurre en Mar 13:32, cual evidencia es segura.

De acuerdo a este punto de vista, el hecho que la mayoría de estos escribas hayan dejado el texto intacto enseña que no les molesto su insinuación Adopcionista[2] [ej., Jesús, como un simple ser humano, no sabía cuándo sería el fin]; entonces, ellos mismo modificaron la forma de Mateo para que compaginara con su paralelo en Marcos.

Tan persuasible que este argumento pueda aparecer, la mayoría de los críticos textuales no están convencidos. Por un lado, no es una certeza decir que los escribas no estaban molestos con la misma frase usada en Mar 13:32: ya que a veces es omitida allí también. Además, entendemos mejor su ausencia frecuente en los manuscritos de Mateo que en esos de Marcos, porque Mateo fue copiado más veces. La popularidad de Mateo hace que una armonización textual hacia Marcos, el evangelio menos copiado, sea relativamente un fenómeno raro. Si hubiera una armonización en este caso, uno esperaría verlo trabajar al contrario; es decir, si Mateo originalmente no tuviera la frase y Marcos la tuviera, esperaríamos que los escribas la omitieran en Marcos también.

Por otra parte, no solamente encontramos la frase “ni el Hijo” en los manuscritos mejores y más tempranos de Mateo, es también integral a su contexto. La frase forma la segunda parte parentética de la clausula gramática “ni”, ya que sin ella la frase es desigual con el resto del texto. Que la frase en si fue vista problemáticamente por los escribas Cristianos es demostrada con claridad, en particular por la historia del manuscrito Códice Sináptico. El cual originalmente tenía la frase, que un corregidor borro y un segundo corregidor restauro.
La razón por la cual los escribas la encontraron problemática es evidente: sugiriendo que el Hijo de Dios no es omnisciente, una interpretación usada por los Adopcionistas para argumentar que Jesús mismo no era un ser divino. Tenemos que recordar que aunque la frase hubiera sido problemática en el curso del tiempo, por ejemplo, en la era controversial Arriana [300-400DC], fue omitida mucho más tempranamente, antes de los debates cristológicos del siglo 4. El cambio que fue inicialmente establecido por las controversias adopcionistas llego hacer el texto estandarte de la era Medieval.
Pie de notas

[1] ni el Hijo. Jesús voluntariamente abandonó el ejercicio de sus atributos divinos durante su vida y ministerio terrenal (Juan 8:26–29; Fil 2:5–8) y aunque continuó siendo Dios El obró dentro de las limitaciones corporales de su humanidad. En su deidad, Cristo es omnisciente (Mt 16:21; 20:17–19; Juan 2:24–25; 4:17–18; 13:38) y en Apocalipsis, el Cristo exaltado y glorificado le da información detallada a Juan acerca del momento de su regreso. [Concordancia de La Biblia de las Américas; LBLA]

[2] La doctrina según la cual
Jesús era un simple ser humano, elevado a una dignidad similar a la de Dios luego de su muerte. El Adopcionismo es propio del pensamiento cristiano primitivo.

A medidas que paso el tiempo, y que el
cristianismo prendió en las capas superiores del Imperio Romano, fue imponiéndose como la doctrina de la Encarnación, según la cual Jesús desde siempre había sido Hijo de Dios (concretamente la Segunda Persona de Dios). El Adopcionismo fue progresivamente arrinconado, a pesar de que teológicamente la encarnación plantea una serie de dificultades que el Adopcionismo no (la mayor de ella: reconocer la existencia de varias personas divinas, y al mismo tiempo profesar el monoteísmo).

A lo largo de las llamadas disputas cristológicas, el Adopcionismo volvería a ser resucitado, en una versión más refinada, más famosamente por el obispo Arrió. El arrianismo, en efecto, se transformaría en la herejía más atosigadora que debería afrontar la joven Iglesia en sus primeros años. Finalmente, después de la formulación del credo trinitario en los Concilios de Nicea (325) y Calcedonia (381), el adopcionismo fue finalmente abandonado.

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